martes, 1 de febrero de 2011

Capítulo 29: La despedida

Hoy es el día en que Mark se va a Miami. Después de tanto tiempo como amigos, pasándonoslo genial sin que nadie nos dijera nada o tener que hacer caso a alguien, éramos libres. Ahora no, ahora él se va y puede que nunca le vuelva a ver... A no ser que yo me vaya a Miami, pero de eso sólo hay 1 posibilidad entre 1.000.000... O incluso menos.
Estoy decaída, con menos ánimos que los otros días, y eso es decir mucho. Lo único que no ha cambiado es que sigo sin saber que hacer... Mi móvil suena, espero que sea Mark diciendo que se queda o cualquier cosa que haga que no nos separemos a tantísimos quilómetros.
-¿Sí?
-¡Hola Paula!
-Ah, Marta, eres tú...
-¿Quién creías que iba a ser? Ah, vale, creo que ya lo sé... ¿No hay noticias, no?
-Para nada, creo que ya no hay vuelta atrás...
-¿Quieres que te acompañe al aeropuerto a despedirte?
-No, no quiero molestarte por mi problema, tranquila.
-Oye, las amigas nunca se abandonan, quiero ir contigo, no quiero que te sientas tan sola.
-Pero es que nadie puede hacer nada para que no me sienta sola. Él llenaba todo el espacio vacío que quedaba en mi tiempo, siempre estaba ahí cuando le necesitaba, incluso cuando no. Siempre hacía que me sintiese bien, fuera lo que fuera por lo que yo estaba llorando, lamentando o entristeciendo. Él llenaba todo, incluso mi corazón...
-Paula, yo te entiendo...
-No, no me entiendes, nunca te ha pasado esto, tú te enamoras enseguida das un paso gigante y ya está, ya tienes a todos en el bote y cuando quieres les dejas y tú sigues feliz porque al día siguiente ya estás con otro y así continuamente sin parar, pero yo no, yo no soy como tú. Esta es la segunda relación que he intentado tener, he tardado mucho hasta darme cuenta de que los dos estamos hechos el uno para el otro, de que nada podía detenernos, pero me equivoqué, y no puedo hacer nada, y a lo mejor tardaré otros 2 años en encontrar a alguien.
-Paula...
-Es la verdad, no puedo hacerle nada. Y por favor, no me acompañes al aeropuerto, es mi problema, no el tuyo.
-Si es lo que quieres, no diré nada...
-Gracias.
No hay nada en el mundo que haga que olvide a Mark, nada. Esos trucos estúpidos de comer helado hasta reventar, recortarlo de las fotos, olvidar los recuerdos, hablar con las amigas... No funcionan. Al menos a mi no, con esas simples cosas no puedo olvidarle, era demasiado importante como para que se esfume de mi cabeza con un simple chasquido.


-Mamá, me voy ya.
-¿Llevas dinero para el tren?
-Sí, tranquila... 
El tren llega justo en el mismo momento en el que yo cierro la puerta. La gente va entrando poco a poco, casi todos con maletas porque se van de viaje. Subo al tren y enciendo el iPod para no aburrirme en el trayecto. 
Al cabo de 45 minutos el tren para en mi estación, casi en frente del aeropuerto. Son las 6:15, espero que no hayan empezado a embarcar ya. 
Voy corriendo hacia la terminal en la que se supone que debe estar esperándome él. Efectivamente, está ahí, sonriéndome como si no fuera a pasar nada, como si nunca fuera a irse... No sé como no puede estar triste... A lo mejor no le importo tanto como creía.
-Hola, Paula.
-Hola... Mark.

3 comentarios:

  1. oooo pobrecitos q se tienen q separar!!
    me encanta lo q dice Paula a Marta sobre Mark precioso!!!
    escribe pronto porfaa ;)
    1Bsoo

    ResponderEliminar
  2. que se le va a hacer...
    jeje
    pasate por mi blog
    xao

    ResponderEliminar